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Discurso del Fhrer en la inauguracin de la Primera Gran Exposicin del Arte Alemn.

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Discurso del Fhrer en la inauguracin de la

Primera Gran Exposicin del Arte Alemn.



(Voelkischer Beobachter , 19-7-1937)

Este texto es tan actual que no parece escrito el 1937 sino en 1999, es una exposicin brillante y absolutamente asumida por los nacionalsocialistas actuales de la visin del Arte y de la corrupcin que sufre en nuestros das. Es un monumento que demuestra al verdadero Adolf Hitler, el hombre sensible y amante del Arte.

Cuando hace cuatro aÑos celebrbamos la solemne colocacin de la primera piedra de este edificio , todos estbamos persuadidos de que no slo se haba puesto la piedra de una nueva sede, sino que acababa de ser fundamentado el presupuesto de un nuevo y autntico arte alemn . Se haca necesario realizar un giro en el desarrollo de toda la produccin cultural alemana. Difcil haba sido para muchos renunciar al nombre de Palacio de Cristal de Munich, as como descubrir un nuevo nombre para el nuevo edificio. Sin embargo, nosotros consideramos lcito bautizar la Casa que deba acoger en sus aulas la continuacin de aquella que era la ms famosa exposicin del arte alemn, no con el nombre de Nuevo Palacio de Cristal, sino con el de Casa del Arte Alemn. Efectivamente, era necesario demostrar, incluso de esta manera, que un arte alemn exista todava.

El hundimiento y la disolucin general de Alemania no le afectaron slo en el plano econmico y poltico, sino tambin -y quiz en medida superior- en el plano cultural. Este proceso, adems , no era posible interpretarlo nicamente a la luz de la derrota blica. Catstrofes del mismo gnero han golpeado a menudo a pueblos y estados y , precisamente, han representado el estmulo para una purificacin y una elevacin interior. Aquel torrente de fango y de inmundicia que 1.918 haba vomitado en la superficie de nuestra existencia no haba salido de la derrota de la guerra: solamente haba sido liberado por ella. Un organismo ya descompuesto en sus fibras ms ntimas slo mediante la derrota senta toda la extensin de una descomposicin interna. Desde entonces, tras el colapso de las anteriores formas sociales, estatales y culturales que todava componan un orden aparente, se iniciaba el triunfo de aquella vulgaridad desde tanto tiempo emboscada en el fondo de todos los sectores de nuestra vida .

Naturalmente, la disolucin econmica fue la ms sentida, ya que solamente ella poda ser constatada por la gran masa en su impresionante incidencia. La disolucin poltica, fue por el contrario , simplemente negada o, al menos, no fue reconocida, mientras que la disolucin cultural no fue ni constatada ni comprendida por una gran mayora de nuestro pueblo .

Es interesante advertir cmo el triunfo de los slogans y de las frases hechas se inici propiamente en este periodo de colapso general y de disolucin. Pero con el paso del tiempo resultaba bastante difcil combatir a travs del cncer de plidas teoras contra el colapso econmico general. En efecto, se dio un discurrir interminable de modernas conquistas de contenido socialista o comunista, de teoras econmicas liberalistas, de las eternas leyes a las cuales vienen subordinadas las realidades o los lmites de la economa nacional ni, sobre todo, la pobreza provocada por la desocupacin de millones de individuos; ni sus efectos eran tales para persuadir de lo contrario al que se senta atracado. Se revel, por consiguiente, bastante ms arduo ocultar mediante slogans o frases vacas el desastre econmico de la nacin como si haba sido posible hacerlo en lo tocante al desastre poltico.

Los de la Repblica de noviembre (1) estuvieron en condicin - por lo menos en un cierto periodo tras su constitucin, mediante la difusin de slogans democrticos y marxistas y tambin mediante continuos llamamientos a los diversos artfices de la solidaridad internacional, al trabajo de organismos internacionales, etc.- de obscurecer la inteligencia del pueblo alemn en lo referente a un colapso o una disolucin poltica jams verificados hasta entonces, o por lo menos de impedir que aquel midiese toda la extensin de este desastre .

Pero con el tiempo la frase hecha del peso de la coyuntura fue abatido - por otra parte, slo en virtud de la clarificacin nacionalsocialista. Cada vez eran ms numerosos los hombres favorables a admitir que la progresiva desmembracin, en trminos de idea del mundo y del Estado, suscitada por el marxismo demoparlamentario estaba destinada a conseguir una progresiva disolucin del sentimiento unitario del pueblo y, por ello, de la comunidad nacional, y como efecto, la parlisis de la fuerza vital - interior y exterior - de nuestro pueblo. Y tal debilitamiento del rgano nacional alemn provoc en el plano internacional aquella iniquidad que alcanz su expresin en poltica externa, con el rechazo a conocer a Alemania sus derechos. Tan slo a la confianza en la falta de memoria de los hombres se debe el hecho de que hoy se intente tan a menudo, por parte de polticos o de diplomticos extranjeros , suscitar la impresin de ser favorables a regalar ,o cuanto menos a garantizar, a una Alemania democrtica - lo cual significa una Alemania gobernada a la manera democrtico-marxista-parlamentaria - Dios sabe qu intereses vitales en este mundo .Pero, propiamente, tal forma de gobierno democrtico-parlamentario, tomada e imitada del exterior, no consigui impedir, hace unos aÑos, el pisotear , exprimir y desangrar a la Alemania de entonces hasta los lmites en los cuales le quedaba a nuestro pueblo poca cosa que exprimir. No: a pesar de que nuestros enemigos interiores y exteriores procuraron, por razones ms bien evidentes, ocultar la debilidad alemana mediante un velo formal de frases demaggicas, en el plano internacional, la dureza de las condiciones reales empuj al pueblo alemn a educarse y a abrir los ojos sobre la vastedad de la ruina y de la disolucin que - con el favor de sus idelogos de la Sociedad de Naciones dirigidos por el mundo oriental - haba sufrido.

Mayor xito tuvo sin embargo, y sobre todo result ms constante, la confusin de ideas sobre la esencia de la cultura, en general , y de la vida y de la destruccin cultural alemana en particular - provocada mediante slogans y frases vacas de sentido.

Es necesario decir que:

La esfera de aquellos que se interesaban con conocimiento de cuestiones culturales no es, ciertamente, tan vasta como aqulla de los que deban interesarse de cuestiones econmicas.

En esta esfera una parte del judasmo (***) haba tomado posesin - ms que en cualquier otra - de aquellos instrumentos e instituciones que crean y a la postre mueven la opinin pblica. Esa parte del judasmo (***), haciendo palanca de modo particular con su posicin en la prensa, procuraba no slo desconcertar progresivamente, con la ayuda de la denominada crtica de arte , las opiniones naturales acerca de la esencia, los deberes y el fin del arte , sino cortar la sensibilidad general que permaneca todava sana en este sector. La inteligencia natural y el instinto humano fueron sustituidos por determinados slogans que, mediante su continua repeticin, dejaron inseguros o cuando menos temerosos a gran parte de aquellos que se interesaban por cuestiones artsticas o deban juzgar acerca de sus objetivos, de forma que stos no tuvieron el coraje combatir leal y claramente el continuo flujo de sofismas. Manipulando consideraciones de carcter general - como por ejemplo aquella segn la cual el arte es internacional -, hasta el anlisis de la creacin artstica en alguna de sus manifestaciones sustancialmente faltas de significado, se desarrollaba continuamente la tentativa de turbar la recta orientacin y el sano instinto humano. Mientras por una parte se haca pasar el arte por experiencia colectiva internacional , y por tanto todo reconocimiento de su ligazn con el pueblo vena negado , por otra parte se le vinculaba siempre ms a la poca - es decir: no exista un arte del pueblo , o mejor de una raza, sino tan slo de vez en cuando un arte de la poca.

Segn esta concepcin los griegos no crearon el arte griego, sino que es una determinada poca la que la suscit como propia manifestacin. Lo mismo vale obviamente para el arte romano, que nicamente por casualidad viene a coincidir con el gran desarrollo del Imperio Romano. De modo anlogo los sucesivos estadios artsticos de la humanidad no fueron obra de rabes, germanos, italianos, franceses, etc , sino , una vez ms, fenmenos propios de la poca. Tampoco en el da de hoy existe, por tanto, un arte alemn o francs, o japons o chino: existe slo un arte moderno. Por consiguiente , el arte en cuanto tal no slo resulta absolutamente desarraigado de toda fuente de procedencia nacional, sino que se revela como la expresin de un determinado tiempo que hoy viene definido con la palabra moderno, a la moda, por lo que maÑana resultar, obviamente, no moderno y como tal fuera de moda .

Por tanto , mediante una concepcin de este gnero , el arte y la actividad artstica resultan en sus fines equiparables al artesano de nuestras modernas sastreras y de los talleres de moda .

Y esto siguiendo precisamente el lema: cada aÑo una cosa diferente . Primero impresionismo; futurismo, cubismo, quiz tambin dadasmo, etc,  Resulta claro, entonces, como tambin para las tendencias ms locas se han encontrado miles de expresiones para denominarlas. Si bajo un cierto aspecto no fuese tan envilecedor, podra resultar casi divertido ponerse a contar los slogans y las frases huecas con las que los sedicentes estudiosos de arte han descrito y explicado en los ltimos aÑos sus miserables productos.

Pero no menos envilecedor se revel al constatar como, mediante estos slogans y estas idioteces , no solamente se indujo progresivamente una general sensacin de incertidumbre en el juicio sobre la produccin o sobre los empeÑos artsticos , sino como todo esto contribuy a suscitar y a extender esa vileza y ese temor que obligaron a hombres cualificados a no contradecir este bolchevismo de la cultura, o a no oponerse a los innobles propagandistas de esta degeneracin carente de contenido cultural. Ya he indicado la circunstancia de que la prensa se puso al servicio de la propaganda de este pestilente contagio de nuestra sana sensibilidad cultural y artstica. Pero el hecho de mayor relieve fue que aquella corrompi progresivamente y hasta tal punto la sensibilidad de los propios lectores, que estos, sea por incertidumbre, pero sea tambin por vileza, no tuvieron la audacia de oponerse a esta forma de corrupcin artstica. Slo entonces los astutos mercaderes de arte (****) consiguieron ofrecer - y sobre todo valorizar - , de un da para otro, excelsos garabatos como producciones de su nuevo , y por consiguiente moderno arte, mientras obras de gran valor eran prontamente descartadas y sus autores silenciados como extraÑos a la modernidad.

Es, en efecto, sobre este vocablo moderno sobre el que se basa la liquidacin de todo aquello que no concuerda con tales aberraciones. Y as como desgraciadamente los vestidos no son hoy valorados en referencia a su belleza , sino a su modernidad - y por consiguiente no refirindose al especfico valor de belleza que ellos expresan - igualmente los viejos maestros son rechazados, desde el momento en que ya no es moderno, a la moda, llevarlos ni adquirirlos. Es obvio que el artista realmente grande se rebelar contra una concepcin de este gnero. Pero ¿cuntos artista grandes y autnticos han aparecido en cada poca?. Los grandes genios que el pasado nos ha transmitido resultaron tambin en su poca los nicos elegidos entre los innumerables llamados. Todava estos pocos , haciendo apelacin a su vala , an se habran opuesto - como hacen tambin hoy - a los conceptos de moderno y no moderno. De hecho, el arte autntico es y permanece siempre en sus creaciones como un arte eterno, por tanto, sin someterse a la ley de la valoracin estacional de las producciones de sastrera. Recibe reconocimiento en cuanto inmortal expresin que nace de la naturaleza ntima de un pueblo. Pero es evidente y comprensible que, comparados con esos gigantes, que deben ser considerados los verdaderos creadores y portadores de una superior cultura humana, los espritus inferiores respiran con alivio cuando se les sustrae del peso opresivo de semejantes titanes y se reconoce en sus obras al menos la momentnea importancia que el mundo contemporneo concede fcilmente.

El espritu no est destinado por sus propias creaciones a la eternidad no admite de buen grado la eternidad . Por el contrario procura obscurecer en lo mximo posible a los gigantes contemporneos que desde el pasado se proyectan en el futuro, para tener el modo de ser descubierto - tambin en los lmites de una dbil luz - por la bsqueda de los contemporneos . Este mezquino garabateador, en el mejor de los casos , representa tan slo una experiencia momentnea. ¡ Ayer inexistente , hoy a la moda , pasado maÑana ya olvidada!. Y fueron precisamente estos nfimos productores artsticos los que saludaron con alegra la invencin (***) de la relacin del arte con la poca . Efectivamente, sus producciones, si - por falta de cualquier tipo de vocacin - no tenan ninguna posibilidad de convertirse en manifestaciones eternas, tenan sin embargo la posibilidad de permanecer al menos como fenmeno contemporneo .

Nada ms natural, por tanto , que precisamente esta ralea de pequeÑos fabricantes de arte contemporneo , procurase por todos los medios posibles de:

Liquidar la fe en el vnculo con el Pueblo y la Nacin y por tanto en la eternidad de una obra de arte.

Evitar a la propia obra artstica la confrontacin con las creaciones del pasado, y estar por tanto en condicin de imponer su derecho a la existencia al menos en el mundo contemporneo .

Adems la revolucin de noviembre hizo lo posible para que, siempre en la direccin de la auspiciada disolucin, ests nfimas liblulas del arte pudieran ingresar en las academias y en las galeras, as como que las nuevas promociones resultaran de la misma - o sea nfima - estatura. En efecto , estos espritus son tan pequeÑos cuanto mayor es su rencor, no slo respecto a las creaciones de los grandes del pasado, sino tambin respecto a toda personalidad de elevada estatura que se proyectara en el futuro. Y son precisamente estos enanos del arte, que exigen tolerancia en la valoracin de su produccin, los que ejercitan la propia intolerancia en la valoracin de las creaciones de los otros - y no slo las de los artistas del pasado, sino tambin en la de artistas contemporneos . Igual que ocurri en la poltica, se formaliz una conjura: del insuficiente y del mediocre en relacin con el mejor pasado y el mejor presente -temido- o del mejor futuro - slo hipotecado - .

Cun poco de positivo demostraron estar en grado de hacer semejantes individuos que maltrataron el arte que, precisamente por esto , elaboraron su lxico de slogans y de frases faltas de significado. ¡Ciertamente se mostraron competentes en este campo! No hay obra de arte que carezca de una interpretacin (especficamente impresa) de su significado, el cual de otro modo hubiera quedado incomprensible. A favor de estos universales fanfarrones del artes interviene una vez ms la poltronera de nuestra denominada burguesa acomodada, y en no menor medida, la falta de seguridad de aquellos que , enriquecidos fcil y rpidamente , se encontraban tan poco cultivados como para en general encontrase en situacin de valorar las obras de arte y cultivados como para en general encontrarse en situacin de valorar las obras de arte y que precisamente por ello, vivan en el temor de cometer despropsitos  y por tanto de quedar sorprendidos de improviso por su falta de cultura. Esta ralea de productores y mercaderes de arte no encontr nada menor que hacer los unos el juego de los otros y marcar desde el primer momento a todos los que descubran el juego o que no queran tomar parte en l como pequeÑos burgueses incultos . Pues este era el modo ms seguro, por lo que se refiere al parvenu , para abatir aquel sentimiento de oposicin que instintivamente an estaba latente , ya que desde el principio se subrayaba , en primer lugar , que la obra de arte en cuestin era de difcil comprensin; en segundo lugar que precisamente por eso su precio era bastante elevado . Ninguno de estos pervenus interpretadores de arte quera, por razones fciles de intuir, que se le dijera claramente que l no dispona de ninguna sensibilidad artstica , ni as mismo del dinero para comprar una obra. S , podemos casi afirmar que por otra parte de este tipo de compradores lo elevado del precio demandado se converta a menudo en la mejor garanta de la bondad del producto . Y por tanto ms fcilmente se consegua que el comprador sacara el dinero perdido si a la alabanza de tal idiotez venan unidas frases incomprensibles, desde el momento en que ste tena siempre la secreta esperanza de que aquello que l mismo no comprenda, no poda , desde luego, ser comprendido por el vecino, por lo que quedaba para siempre la satisfaccin de estar en evidente ventaja respecto al querido competidor econmico tambin desde el punto de vista de la comprensin del arte moderno. De todas formas l no poda suscitar de esta manera la sospecha de ignorar una cosa.

Y a veces ocurre lo contrario: desde el momento en que la cosa es por s misma incomprensible , ¡ que notable personalidad muestra con esa actitud de reingresar entre aquellos que con su inteligencia saben resolver asimismo tan difciles cuestiones!. S, pronto nuestros corruptores (****) comprendieron demasiado bien a sus estpidos burgueses, ¡ y los modernos crticos de arte que les flanquean comprendieron igualmente y con bastante rapidez lo que suceda! .

Querra por tanto realizar hoy en este lugar la siguiente precisin:

Hasta la ascensin del poder del Nacionalsocialismo existan en Alemania un arte considerado moderno o , ms bien , como propiamente revela la esencia de este trmino, un arte diferente cada aÑo. Pero la Alemania nacionalsocialista exige un arte nuevamente alemn, y ese debe ser y ser, como todos los valores creativos de un pueblo, un arte eterno. Si en vez de eso se revelase falto de tal valor eterno para nuestro pueblo, ya hoy mismo resultara carente de un valor superior.

Cuando se puso la primera piedra de esta Casa, se inici la edificacin de un templo no del llamado arte moderno, sino de un autntico y eterno arte alemn. O mejor an: se edificaba una sede para el arte del pueblo alemn - y no para un cierto arte internacional de 1937 , 1940 , 1950 o 1960 .

En efecto, el arte no encuentra su fundamento en el tiempo, sino nicamente en los pueblos.

Por consiguiente el artista no debe elevar un monumento a su tiempo , sin a su pueblo, ya que el tiempo es cosa mutable, y los aÑos sobrevienen y transcurren. Aqul que viviera slo en virtud de una determinada poca debera venir a menos con ella. Tal carcter de caducidad debera golpear no slo a aquel que ha nacido antes que a nosotros, sino tambin a aqul que hoy nace ante nuestros ojos o que slo en el futuro alcanzar su expresin .

En cambio, nosotros, los nacionalsocialistas , conocemos solo una caducidad: la caducidad del pueblo mismo. Sus causas han sido apuntadas. Pero cuando un pueblo existe, l permanece como polo fijo en medio del devenir de los fenmenos. ¡l es aquello que es y que permanece!. El arte, por consiguiente, en cuanto expresin de la esencia de tal realidad, constituye un monumento eterno, que igualmente es y permanece, y no forma por tanto un parmetro de ayer o de hoy, de modernidad o de no modernidad, sino que forma slo un parmetro de aquello que resulta falto de valor o vlido - o , lo que es lo mismo, eterno, transitorio . Y esta eternidad es inherente a la vida de los pueblos, en cuanto que stos permanecen eternos , o sea existen.

Por tanto, cuando yo hablo de arte alemn - al cual esta Casa est destinada - percibo el parmetro de su valor en el pueblo alemn, en su naturaleza y vida, en su sentimiento, en su modo de distinguir , y percibo su desarrollo a travs del desarrollo del pueblo alemn .

Est pues instalado en los lmites de existencia de este pueblo tambin el parmetro del valor o del contravalor de nuestra vida cultural y por consiguiente de nuestra produccin artstica.

Por la historia de nuestro pueblo sabemos que ste se constituy por un cierto nmero de razas ms o menos distintas, que bajo la influencia formadora de un ncleo racial dominante han suscitado el curso de los siglos este compuesto que nosotros tenemos ante nuestros ojos ahora mismo como nuestro pueblo .

Esta fuerza que un tiempo form el pueblo, que despus acto en todo momento, resulta inherente a la misma humanidad aria que nosotros reconocemos no slo como depositaria de nuestra cultura especfica, sino tambin de las antiguas culturas que nos precedieron .

Es tal frmula de composicin de nuestro carcter nacional la que fija la multiformidad de nuestro tpico desarrollo cultural, as como el natural parentesco que se deriva con los pueblos y con las culturas de los ncleos raciales afines que forman parte de la familia de los pueblos europeos .

Nosotros, por otra parte, que reconocemos en el pueblo alemn el resultado final de este desarrollo histrico gradual, auspiciamos un arte que se adhiera siempre muy ntimamente al proceso de unificacin de esta cohesin racial y revele pues una orientacin orgnica y homognea .

A menudo se ha planteado la cuestin de lo que significa especficamente ser alemn . A mi me parece que la ms cualificada - entre todas las definiciones que en el curso de los milenios y por parte de muchos hombres se han dado sobre este asunto - es aquella que no intenta en absoluto establecer en primer plano una afirmacin , si no que intenta ms bien fijar una norma. La norma ms hermosa que yo puedo escoger para significar a mi pueblo su tarea vital ya fue fijada un da por un gran alemn ¡ser alemn , significa ser claro! . En este caso ser alemn, significa , lgicamente y sobre todo, ser veraz .

Una norma grandiosa, que exige la adhesin y por tanto la realizacin por parte de cada uno. A la sazn nosotros deducimos de esta norma un parmetro generalmente vlido para establecer la justa -porque ella corresponde a la ley vital de nuestro pueblo - esencia de nuestro arte.

Siempre ha permanecido viva en nuestro pueblo la ntima aspiracin a un autntico arte alemn, en el cual han sido naturales los rasgos de esta norma de la claridad. Ella ha permeado a nuestros grandes pintores, a nuestros escultores, a aquellos que dieron forma a nuestra arquitectura, a nuestros grandes poetas y pensadores, y sobre todo, a nuestro msicos. En aquel infausto 6 de junio de 1931 , cuando el viejo   Glaspalat pereci entre el fuego y las llamas, desapareca con l el inmortal tesoro de aquel autntico arte alemn. Romnticos se llamaban, y ellos representaban los mejores exponentes de este estilo alemn de descubrir la forma autntica y concreta de nuestro pueblo y la cualificada y clara expresin de esta ley vital percibida interiormente.

No eran nicamente los temas elegidos para ser representados los que se mostraban decisivos, por su idoneidad en expresar la naturaleza alemana, sino que suceda lo mismo por la forma clara y sobria en la cual se expresaban tales impresiones.

No es casual, por tanto, que precisamente estos maestros fueran los ms cercanos a la parte ms alemana, y por tanto ms neutral, de nuestro pueblo .

Estos maestros eran y permanecen todava hoy inmortales, pues aunque muchas de sus creaciones no subsistan ya en el original, sobreviven reproducidas egregiamente en copias o en reproducciones . Como era distinto el obrar de estos hombres del penoso producir para el mercado de muchos de nuestros modernos sedicientes creadores de arte o de sus antinaturales garabatos y pegotes, que han encontrado el modo de ser nutridos , sostenidos y consentidos slo en virtud de una actividad literaria igualmente carente de carcter y de pudor, pero que han permanecido de todos modos siempre ntimamente extraÑos al pueblo alemn en su sano instinto - es ms a este le parecan una cosa monstruosa.

Esta fuerza que un tiempo form el pueblo, que despus actu en todo momento, resulta inherente a la misma humanidad aria que nosotros reconocemos no slo como depositaria de nuestra cultura especfica, sino tambin de las antiguas culturas que nos precedieron.

Es tal frmula de composicin de nuestro carcter nacional la que fija la multiformidad de nuestro tpico desarrollo cultural, as como el natural parentesco que se deriva con los pueblos y con las culturas de los ncleos raciales afines que forman parte de la familia de los pueblos europeos.

Nosotros , por otra parte , que reconocemos en el pueblo alemn el resultado final de este desarrollo histrico gradual, auspiciamos un arte que se adhiera siempre muy ntimamente al proceso de unificacin de esta cohesin racial y revele pues una orientacin orgnica y homognea .

A menudo se ha planteado la cuestin de lo que significa especficamente ser alemn . A m me parece que la ms cualificada -entre todas la definiciones que en el curso de los milenios y por parte de muchos hombres se han dado sobre este asunto- es aqulla que no intenta en absoluto establecer en primer plano una afirmacin , sino que intenta ms bien fijar una norma . La norma ms hermosa que yo puedo escoger para significar a mi pueblo su tarea vital ya fue fijada un da por un gran alemn: ¡ser alemn significa ser claro!. En este caso ser alemn significa , lgicamente y sobre todo , ser veraz.

Una norma grandiosa , que exige la adhesin y por tanto la realizacin por parte de cada uno. A la sazn nosotros deducimos de esta norma un parmetro generalmente vlido para establecer la justa -porque ella corresponde a la ley vital de nuestro pueblo- esencia de nuestro arte.

Siempre ha permanecido viva en nuestro pueblo la ntima aspiracin a un autntico arte alemn , en el cual han sido naturales los rasgos de esta norma de la claridad . Ella ha empapado a nuestros grandes pintores , a nuestros escultores , a pensadores y sobre todo a nuestros msicos . En aquel infausto 6 de junio de 1931 , cuando el viejo Glaspalast pereci entre el fuego y las llamas , desapareca con l el inmortal tesoro de aquel autntico arte alemn . Romnticos se llamaban, y ellos representaban los mejores exponentes de este estilo alemn de descubrir la forma autntica y concreta de nuestro pueblo y la cualificada y clara expresin de esta ley vital percibida interiormente .

No eran nicamente los temas elegidos para ser representados los que se mostraban decisivos, por su idoneidad en expresar la naturaleza alemana, sino que suceda lo mismo por la forma clara y sobria en la cual se expresaban tales impresiones.

No es casual, por tanto, que precisamente estos maestros fueran los ms cercanos a la parte ms alemana y por tanto ms natural , de nuestro pueblo .

Estos maestros eran y permanecen todava hoy inmortales, pues aunque muchas de sus creaciones no subsistan ya en el original, sobreviven reproducidas egregiamente en copias o en reproducciones. Como era distinto el obrar de estos hombres del penoso actuar de muchos de nuestros modernos sedicientes creadores de arte o de sus antinaturales garabatos y pegotes, que han encontrado el modo de ser nutridos , sostenidos y consentidos slo en virtud de una actividad literaria igualmente carente de carcter y de pudor, pero que han permanecido de todos modos siempre ntimamente extraÑos al pueblo alemn en su sano instinto - es ms a este le parecan una cosas monstruosa.

No pensaban en absoluto, nuestros Romnticos alemanes de la poca , en parecer viejos o modernos. Ellos sentan e intuan como alemanes , confiando consecuentemente en una duradera validez de su obra, duradera como la vida del pueblo alemn.

Qu tragedia , por tanto que sus obras se quemaran mientras que las obras de nuestros modernos fabricantes de arte , que han sido hechas pasar como obras ligadas a la poca, se hayan conservado por demasiado tiempo. De todas formas, nosotros nos propusimos interesarnos tambin por ellas como documento de la ms ntima disolucin de nuestro pueblo y de su cultura. Con este propsito fue organizada la exposicin del periodo de la disolucin, que en estos mismos das inauguramos y proponemos a la atencin de los camaradas alemanes. Para muchos representar una til enseÑanza. Durante los largos aÑos en los que venamos ideando y por tanto construyendo en la mente y prefigurando el nuevo Reich , a menudo fui llevado a considerar las exigencias que el renacimiento de la Nacin nos iba a imponer en el orden especfico de la restauracin de su cultura. Alemania, de hecho, deba renacer no slo en el plano poltico o econmico , sino sobre todo en el cultural .S, yo estaba y estoy persuadido de que este ltimo plano asumir en el porvenir un relieve an ms incisivo que los otros dos. Siempre he combatido y rechazado la opinin de los reducidos cerebros que evitaban cualquier gran plan cultural , o cualquier gran plan arquitectnico de amplias alas solo por la razn de que , segn ellos, a un pueblo inmerso en una situacin de ruina poltica econmica no se le poda imponer la carga de planes de ese gnero.

Tras nuestra ruina, yo , por el contrario , estaba animado por el convencimiento de que precisamente aquellos pueblos que en un determinado momento tropiezan y se encuentran pisoteados por todos sus vecinos, se impone el preciso deber de poner de relieve y de expresar, con mucha ms radical decisin , contra sus opresores, sus valores.

Pues el ms grandioso documento del superior derecho a la existencia de un pueblo est constituido por sus inmortales creaciones culturales. Estaba por tanto determinado - si el destino nos daba la fuerza - a no cuestionar tal cosa, sino a tomar decisiones tambin en este campo. De hecho no a todos les es permitido comprender exigencias tan elevadas. Carece de sentido discutir con mentes estrechas y mezquinas sobre cuestiones que stas simplemente no comprenden porque superan con creces los lmites de sus horizontes.

Pero todava ms equivocado hubiera sido dejarse desviar por aquellos que, siendo por principio enemigos de un renacimiento nacional, conocan la enorme importancia de la elevacin cultural y precisamente por ello intentaban en cada momento desbaratarla e impedirla.

Entre los numerosos proyectos que afloraron a mi mente durante la guerra y la subsiguiente poca de disgregacin, yo tuve tambin aqul de realizar en Munich, la ciudad con la ms rica tradicin en exposiciones artsticas un nuevo y gran palacio para la exposicin del arte alemn a causa del infeliz estado del viejo edificio.

Tambin en el lugar que enseguida se eligi pensaba yo hace muchos aÑos.

Pero cuando el viejo Glaspalast encontr de imprevisto un fin tan terrible, aparte del dolor por la insustituible prdida de los valores ms elevados de la cultura alemana, se encontraba, la amenaza de que un empeÑo que hace muchos aÑos yo ya haba confiado al nuevo Reich como empeÑo entre los ms importantes, fuese ejecutado por los exponentes de la peor desfiguracin artstica existente en Alemania.

En 1931 la asuncin del poder por parte del Nacionalsocialismo apareca todava como una perspectiva un tanto incierta y lejana , por lo que bien escasa era la posibilidad de reservar a este Tercer Reich la edificacin del nuevo Palacio de Exposiciones.

Por algn tiempo, pareci que los hombres de noviembre tuvieron la intencin de dotar a la exposicin de arte alemn de Munich de un edificio que, si bien poco tena que ver con el arte alemn, habra en cambio reflejado las condiciones y el espritu bolchevique de aquellos tiempos. Tal vez alguno de vosotros se acuerda de los proyectos de la sede, prevista en el viejo Jardn Botnico , ahora tan esplndidamente arreglado.

Un objeto muy difcil de definir: ¡un edificio que excelentemente habra podido ser una hilandera sajona, o quiz el mercado cubierto de una ciudad de medianas dimensiones , o tambin una estacin ferroviaria, pero en el fondo tambin una piscina! . No es necesario que os diga cmo sufra yo entonces con el pensamiento de que a una desgracia se hubiera unido la otra. Y cmo qued verdaderamente contento, feliz ms bien, por la temerosa falta de decisin por parte de mis adversarios polticos de la poca. Quiz slo en ella reposaba la esperanza de poder confiar todava al Tercer Reich, como su primera obra grandiosa, la edificacin de un palacio para las exposiciones de arte en Munich.

Todos vosotros comprenderis porqu un dolor sincero e intenso me ocupa en estos das, por el pensamiento de que la Providencia no nos ha permitido vivir este da junto al hombre - uno de los ms grandes arquitectos alemanes - que inmediatamente despus de la forma del poder puso a punto los proyectos de esta obra. Cuando me present al profesor Ludwig Troost (2) , que ya haba proyectado los edificios del Partido , con la demanda de construir un edificio de exposiciones en este lugar este hombre fuera de lo comn ya haba preparado una serie de bosquejos generales para un edificio de este tipo - sobre la base de las prescripciones de las leyes de entonces- situado en el rea del viejo Jardn Botnico.

¡Tambin estos proyectos revelaban su arte eminente!.

No obstante esto, l no comunic de ninguna manera al jurado de entonces como proyecto para el concurso, convencido en efecto - como me dijo amargamente - de que habra resultado intil presentar tales trabajos al juicio de una comisin en la que todo arte cualificado y eminente era considerado una monstruosidad , y para la cual la bolchevizacin -o sea la disgregacin en el caos de toda nuestra vida alemana , incluida la vida cultural - se converta en el objetivo ms elevado y en el fin ltimo. As que la opinin pblica no lleg a saber nada en torno a estos proyectos. Slo despus ha sido conocido el nuevo proyecto que ahora surge ante vosotros en estado de ejecucin.

Y esta nueva idea arquitectnica - me lo debis reconocer todos- representa una obra realmente artstica y elevada. Constituye una entidad casi nica y original , que no puede ser confrontada con ninguna otra-

No es ningn edificio respecto del cual se pueda afirmar que aqul es el modelo del cual este representara la copia. Como todas las creaciones arquitectnicas realmente grandes, esta Casa se revela como nica e inolvidable, y no slo queda impresa en la memoria de cada uno por su originalidad , sino que con ella ha nacido un monumento: s, bien puedo afirmarlo, un autntico monumento para esta ciudad y para el arte alemn.

Esta obra magistral , adems, es tan elevada en su belleza como funcional en sus aparejos y dispositivos, sin necesidad de elevar al sptimo cielo cualquier til exigencia tcnica. ¡Es un Templo del Arte , no una fbrica , no una central de calefaccin , ni una estacin ferroviaria , ni una central elctrica!.

Pero al objetivo propuesto y a las condiciones requeridas son conformes no slo este grandioso y nico proyecto artstico , sino tambin el noble material adoptado y la rigurosa y responsable ejecucin. Y precisamente la rigurosa ejecucin distingue la gran escuela del maestro desaparecido, el cual quera que esta Casa resultase no un mercado cubierto de mercancas artsticas, sino un templo del arte. Y su sucesor, en profesor Gall , ha mantenido con fidelidad y llevado adelante genialmente en esa direccin la herencia de esta obra, aconsejado y asistido por una mujer que con justo orgullo porta no slo el apellido , sino tambin el ttulo de su esposo . Y es necesario aÑadir en tercer lugar al arquitecto Heiger. Lo que ellos han proyectado, los trabajadores y artesanos alemanes lo han ejecutado con su bien hacer y su arte .

De aqu ha salido una sede cualificada para ofrecer a las producciones artsticas ms elevadas la ocasin de manifestarse al pueblo alemn. La edificacin de esta Casa debera, por tanto, constituir un revulsivo: y debera representar el fin del modo catico y desordenado de construir que hemos cargado sobre nuestras espaldas. Un primer y nuevo edificio que puede ser dignamente inserto en el conjunto de las inmortales creaciones que han dado vida a la historia del arte alemn.

Ahora comprenderis que no basta con proveer al arte alemn de una sede que expresa tanta dignidad, claridad y veracidad - por lo cual justamente hemos podido designarla con el nombre de Casa del Arte Alemn - , sino que es necesario lo que de ahora en adelante la muestra misma constituya un giro respecto al proceso de disolucin artstica, pictrica y plstica que hemos visto.

Si me atribuyo el derecho de expresar un juicio, de manifestar mis opiniones y de actuar consecuentemente, yo invoco un derecho que no proviene slo de mi postura respecto al arte alemn , sino tambin , y sobre todo , de mi especfica  contribucin a la restauracin del arte alemn. De hecho solamente este Estado actual - que yo , junto con mis camaradas , hemos conseguido construir a travs de una larga y spera batalla contra oleadas de opositores - ha provisto tambin al arte alemn de grandiosos presupuestos para un nuevo y vigoroso florecimiento.

No han sido , en verdad , los pintores acadmicos bolcheviques o sus satlites literarios quienes han puesto los fundamentes para la existencia de un nuevo arte , o ms simplemente garantizar la supervivencia del arte en Alemania - sino nosotros , nosotros que hemos hecho surgir este Estado y desde entonces proveemos el arte alemn de los potentes instrumentos de los que tiene necesidad para existir y desarrollar su propia actividad creadora. Y sobre todo nosotros , desde el momento en que hemos dado al arte nuevos y grandiosos objetivos.

Si en toda mi vida no hubiese hecho otra cosa que promover la realizacin de este edificio, habra ya hecho a favor del arte alemn ms que todos los miserables escritos de nuestros peridicos judaizantes o que los pequeÑos pintores de brocha gorda que , previendo su propia caducidad , no encontraban otra razn idnea para apoyar las propias creaciones que la exaltacin de su modernidad.

Pero estoy seguro de que , aun sin contar este nueva obra , el nuevo Reich Alemn har surgir un florecimiento sin precedentes del arte alemn , porque nunca hasta ahora le haban sido propuestos a ste objetivos tan elevados , como hoy ocurre en este Reich y como suceder en el futuro . Y nunca como en la Alemania nacionalsocialista el arte ha sido dotado de medios tan grandiosos.

Verdaderamente, si hoy hablo ante vosotros, hablo tambin como representante de este Reich, y as como estoy persuadido de la eternidad de este Reich - el cual no es otra cosa que el organismo viviente de nuestro pueblo - , estoy tambin persuadido de la eternidad del arte alemn , y por tanto de la necesidad de actuar en su favor . Por consiguiente el arte de este nuevo Reich no ser valorado en referencia a criterios de viejo o de moderno , sino que deber , como arte alemn , adquirir la propia inmortalidad ante nuestra historia . Porque el arte no es una moda . Igual que mudan poco la esencia y la sangre de nuestro pueblo , en la misma medida el arte debe abandonar el carcter de la caducidad , para resultar en cambio, en sus mejor creaciones, la expresin viva y digna del ritmo vital de nuestro pueblo. Nada tienen que ver con nuestro pueblo el cubismo , dadasmo, futurismo , impresionismo , etc. Todas estas concepciones no son ni viejas ni modernas: no constituyen otra cosa que el falso balbucear de hombres a los que Dios ha negado la gracia de una autntica capacidad artstica, concedindoles por el contrario la capacidad del chismorreo y el embrollo.

En este momento quiero declarar que es mi radical e inmutable intencin desembarazar de ahora en adelante -as como con el desorden en el campo poltico - la vida artstica alemana de las frases vacas.

Obras de arte que no logran ser comprendidas por si mismas , si no que exigen antes de nada sofisticadas instrucciones de uso - a fin de justificar la propia existencia- , con el objetivo de engaÑar a la persona timorata que supinamente acoge una vacuidad tan insulsa e impdica , ¡no encontrarn ms, de ahora en adelante, el camino del pueblo alemn!.

Todos estos slogans - experiencia interior, sentimiento potente, voluntad robusta, percepcin cargada de futuro, interioridad emblemtica, cronologa vivida, genuismo primitivismo, etc.- todas estas expresiones estpidas y artificiosas , estas frases hechas y estos charloteos vacuos no representarn ya ninguna justificacin -ni, por aÑadido, una seÑal - para productos absolutamente desprovistos de valor y que llevan la marca de la impotencia.

Si alguno posee una voluntad robusta o una experiencia interior, puede expresarlo mediante sus obras y no mediante el parloteo-

A todos nosotros interesa mucho ms la capacidad que la denominada voluntad.

Por tanto , el artista que tenga intencin de exponer en el futuro en esta Casa o en Alemania , en general , bebe apostar sobre la propia capacidad .!La voluntad est descontada a priori!.

Sera el colmo , en efecto , si un hombre cargara a los propios connacionales con obras con las cules en el fondo l no quisiera expresar nada. Si estos charlatanes huecos intentan dar ahora a sus obras un estilo para expresar una nueva poca, podemos desmentirles afirmando que no es el arte el que determina una nueva poca, sino que es la vida general de los pueblos la que se manifiesta en trminos nuevos y tiende por ello a nuevos mdulos expresivos. Pero todo aquello que en Alemania, en los ltimos decenios se refera a arte nuevo no ha sido comprendido en los nuevos tiempos alemanes . Los forjadores de los nuevos tiempos, en efecto , no estn representados por los literatos, sino por los combatientes: son aquellos que forman y guan al pueblo y que por ello hacen la historia.

Pero se trata de mritos que artistas y plumferos miserables y desordenados difcilmente llegarn a reconocer en si mismo .

Es en todo caso impudicia o idiotez difcilmente comprensible , proponer en los tiempos actuales obras que tal vez habran podido ser ejecutadas hace diez o veinte mil aÑos o ms por un hombre de la edad de piedra . Estas se refieren a un primitivismo artstico olvidado totalmente ,a no ser que el objetivo del arte sea retroceder en desarrollo de un pueblo , o que su nico objetivo sea el de traducir en smbolo este desarrollo viviente.

La nueva poca en curso considera la creacin de un nuevo tipo de hombre . En innumerables campos del vivir enormes esfuerzos se han consumado para elevar al pueblo , para formar en un sentido ms sano y , por consiguiente , ms bello y ms robusto , a nuestros hombres , jvenes y niÑos  , a nuestras mujeres y muchachas .Y un nuevo sentimiento del vivir, una nueva alegra de vivir brotan de esta fuerza y de esta belleza - La humanidad no se encontr nunca como hoy tan cercana al mundo antiguo en sus manifestaciones exteriores y en su sentir . Juegos deportivos , competiciones y carreras fortalecen millones de cuerpos jvenes y ofrecen a nuestra mirada formas e imgenes que en varios milenios no haban sido admiradas ni tampoco figuradas. Asistimos al nacimiento de un tipo humano admirablemente bello, que tras las ms altas obras de trabajo celebra la mxima antigua: ¡spera semana , pero fiesta gozosa!.

Este tipo humano que ha aparecido ante el mundo entero por primera vez el pasado aÑo, durante los Juegos Olmpicos , en su esplndida, orgullosa fuerza y salud -este tipo humano, queridos balbuceadores prehistricos del arte , representa el tipo de la nueva poca. Y vosotros ¿que producs? ¡Lisiados deformes e idiotas, mujeres que suscitan nicamente horror, hombre ms semejantes a las bestias que a los hombres , niÑos que , si viviesen en el modo en el que ha sido figurados , se creeran simplemente una maldicin de Dios!. Y estos espantosos diletantes tienen la osada de mostrar todo esto al mundo contemporneo como arte de nuestra poca, ms bien como manifestaciones de aquello que forma la poca actual y a ella impone el propio sello.

No se me vaya a decir que estos artistas imaginan en estos trminos. He visto entre las obras enviadas algunas pinturas respecto a las que es necesario suponer que el ojo seÑala a determinados individuos las cosas de modo diverso al real; o hay que suponer que efectivamente existen individuos que ven las actuales figuras de nuestro pueblo como autnticos idiotas y que perciben - o como ellos afirman: experimentan - los campos esencialmente azules , el cielo verde, las nubes de color azufre ,etc . No tengo la intencin de dejarme implicar en una discusin para valorar si estos ven o perciben verdaderamente de este modo, o si no , pero puedo impedir, en nombre del pueblo alemn , que estos desgraciados merecedores en verdad de compasin, los cuales sufren evidentemente de trastornos en la visin, intenten imponer violentamente al mundo contemporneo, como realidad, los efectos de su desviaciones perceptivas o quieran proponerlos como arte.

No, aqu, slo hay dos posibilidades: es admisible que estos sedicentes artistas vean realmente las cosas de esta manera y estn por eso convencidos de aquello que representan - y en tal caso sera necesario investigar si sus desviaciones visuales han sobrevenido por va mecnica o a consecuencia de factores hereditarios. En la primera hiptesis estamos sinceramente entristecidos por estos desgraciados; en la segunda hiptesis, el hecho tiene relevancia para el Ministerio del Interior del Reich, que debera preocuparse de impedir cuanto menos una ulterior transmisin hereditaria de alteraciones tan atroces. O tal vez ellos no crean de hecho en la realidad de estas impresiones, pero por otras razones procuran atormentar a la Nacin con semejantes charlataneras; en tal caso es cuestin de un comportamiento que cae en el mbito de aplicacin del derecho penal.

Esta Casa , de todos modos , no ha sido ideada ni realizada pensando en las obras de esta chusma de impotentes o de estupradores del arte.

Sobre todo , aqu no se ha trabajado cuatro aÑos y medio , no se ha pretendido de miles de trabajadores prestaciones de elevada cualidad, para exponer producciones de individuos que por otra parte resultaban tan perezosos como para ensuciar una tela en cinco horas, con el convencimiento de que la desvergonzada exaltacin de sta como parte fulminante de semejante genio habra ciertamente hecho efecto y puesto las premisas para su acogida. No: a la escrupulosidad del constructor de esta Casa y a la escrupulosidad de sus colaboradores debe acomodarse tambin la escrupulosidad de aquellos que quieran estar representados en esta Casa. ¡No me importa absolutamente, por ende, que estos pseudoartistas cloqueen alternativamente alrededor de los huevos que han puesto, o que expresan sus opiniones o que se abstengan!.

¡El artista, en efecto, no crea slo para el artista, sino que crea, como todos, para el pueblo!. Y por esto de ahora en adelante debemos hacer de modo que sea precisamente el pueblo el llamado nuevamente a valorar su arte.

Y que no se nos vaya a decir que probablemente el pueblo no dispone de la necesaria sensibilidad hacia un autntico y elevado enriquecimiento de la propia vida cultural. Mucho antes de que los crticos reconociesen segn justicia el genio de un Richard Wagner, ste tena ya al pueblo consigo. Por el contrario, el pueblo no ha tenido en estos ltimos tiempos nada que ver con el sediciente arte moderno que le era propuesto, no tena con l vnculos de ningn tipo. En algunas ocasiones visitaba las muestras de arte con una actitud de total distanciamiento, pero sobre todo permaneca alejado. A travs del propio sentir sano, la masa discerna en todos estos garabatos lo que en efecto son: el parto de una presuncin desvergonzada y descarada o de una ineptitud impresionante. Millones de seres que forman parte de este pueblo saben con instinto profundo y segura percepcin que el balbuceo artstico de estos ltimos decenios - afn a las toscas creaciones de los niÑos de 8-10 aÑos carentes de ingenio - no poda ser de ninguna manera considerado como expresin de la poca actual o hasta de la Alemania futura .

En cuanto sabemos que cada hombre en singular refleja la evolucin de millones de aÑos, recogida en pocos decenios, tenemos la demostracin de que una produccin artstica que no supere el estadio de las creaciones de niÑos de ocho aÑos , no resulta moderna , y mucho menos , densa de futuro, sino por el contrario absolutamente retrasada. Efectivamente, se coloca mucho ms atrs del periodo en el cual los hombres de la edad de piedra grababan sobre las paredes de las cavernas el campo visual circundante . Estos ineptos no son de hecho modernos, son decrpitos, mezquinos atrasados para los cuales no hay lugar en la poca actual .

Yo s tambin que, cuando el pueblo alemn visite estas salas, ver una vez ms en mi a su portavoz y su consejero. El estar en posicin de verificar que por primera vez en varios decenios es posible descubrir no el fraude artstico, sino la creacin autnticamente, francamente artstica. As como ya ha demostrado su aprobacin a nuestros edificios, l expresar la propia y gozosa adhesin - junto con una espontnea liberacin - tambin respecto a esta purificacin del arte .

Y esto representa el elemento decisivo, ya que un arte que no est en condiciones de apoyarse sobre el ms gozoso y espontneo consenso de la masa, sana masa popular, sino que se apoya slo en cerradas pandillas - movidas en parte por el inters, en parte por el tedio - resulta insoportable . Este mira a turbar la sana, instintiva sensibilidad de un pueblo, antes que a tonificarla. Por tanto suscita slo desdeÑo y aversin. Estos miserables individuos querran invocar el hecho de que tambin los grandes maestros del pasado no haban sido comprendidos en su tiempo . No: eran ms bien los crticos mezquinos - esto es literatos cultos, una vez ms - los que al importunar y vejar a aquellos genios los alejaban de su pueblo .

De todos modos tenemos la certeza de que el pueblo alemn estar nuevamente en situacin de acoger con profunda y total simpata a los autnticos grandes artistas alemanes que harn en breve su aparicin. l volver sobre todo a estimar el digno trabajo y la disciplinada diligencia , la tensin en el ir al encuentro del ser en funcin del sentimiento de nuestro pueblo , inspirndose en el ms ntimo substrato alemn. As debe ser el empeÑo de nuestros artistas. Ellos no deben trabajar lejos de su pueblo, si no quieren que su camino les conduzca rpidamente al aislamiento.

Esta exposicin representa hoy un inicio.

Pero un inicio - estamos persuadidos- necesario y prometedor , que mira tambin en este sector a provocar el beneficio revulsivo que ya en tantos otros sectores ha tenido xito.

Sobre este punto, en efecto, nadie debe alimentar ilusiones: al Nacionalsocialismo ha asumido ir irrevocablemente el empeÑo de liberar al Reich Alemn - y , por tanto a nuestro pueblo y a su vida - de todas las influencias que se manifiestan como nocivas para nuestra existencia y aunque esta obra de restauracin no se realizar en un slo da, ninguna manifestacin referente a tales influencias corruptoras podr alimentar ilusiones respecto al hecho de que ms pronto o ms tarde tambin para ella sonar la hora del fin .

Mediante la apertura de esta muestra el fin de la demencia artstica, y por tanto de la disgregacin de la cultura de nuestro pueblo, ha comenzado .

Desde este momento nosotros promovemos una implacable lucha de restauracin contra los elementos residuales de la descomposicin de nuestra cultura .

Si exista alguno entre ellos que esperaba ser destinado a algo ms elevado , ha dispuesto de cuatro aÑos para demostrarlo. Pues cuatro aÑos nos resultaban as mismo suficientes para estar en grado de emitir un juicio definitivo. Ahora - yo os lo aseguro - todas aquellas pandillas de jactanciosos, diletantes y estafadores del arte que sacaban su sustento del hecho de asociarse las unas a las otras , han sido desalojadas y sofocadas. Estos hombres de cultura de la edad de piedra , estos artistas en edad del balbuceo, pueden, por nuestro gusto , retornar a las cavernas de sus antepasados y realizar all sus primitivos garabateos cosmopolitas .

La Casa del Arte Alemn de Munich ha sido edificada por el pueblo alemn para el arte alemn .

Con gran alegra puedo advertir como desde ahora - junto a muchos maestros cualificados pero no ms jvenes, impedidos y aterrorizados hasta hace poco tiempo, pero que han permanecido constantemente y esencialmente alemanes - nuevos maestros se estn revelando entre nuestros jvenes. Una visita a esta exposicin os permitir descubrir muchas obras que nuevamente expresan el lenguaje de lo bello y de lo sobrio , que os agradarn y que reconoceris como vlidas. En modo particular, el nivel de las obras grficas enviadas hasta ahora, resulta extraordinariamente elevado y nos deja satisfechos. Muchos de nuestros jvenes artistas , en casa caso, sabrn encontrar el camino justo partiendo de aquello que se expone y lograrn quizs obtener de la grandiosidad de la poca en la cual todos nosotros vivimos nuevos motivos inspiradores , pero sobre todo el ardor para un proceder riguroso y, por tanto, eficaz en sus consecuencias .

Y si al fin tambin en este sector el sacrosanto bien hacer reencuentra su plena carta de naturaleza, estoy seguro de que el Omnipotente suscitar nuevamente, en el conjunto de estos cualificados creadores artsticos, alguna singular personalidad, elevndola al firmamento de los artistas geniales e inmortales de las grandes pocas.

¡En efecto, nosotros no creemos que el tiempo de la energa creadora de las singulares personalidades de genio se haya agotado con los grandes hombres de los siglos pasados y que estemos asistiendo al surgir de una poca marcada por lgamo de lo colectivo!. No: estamos convencidos de que precisamente en este tiempo, en el que notamos el nacimiento de las ms elevadas creaciones individuales en tantos sectores, los ms elevados valores de la personalidad se revelarn nueva y victoriosamente tambin en el sector del arte. No puedo por tanto expresar otro auspicio, en este momento , sino aquel de que en los siglos futuros esta Casa estar nuevamente en disposicin de mostrar al pueblo alemn, en sus salas, numerosas obras de grandes artistas , as como de colaborar no slo a la gloria de esta verdadera ciudad del arte , sino tambin al honor y al rango de la toda la Nacin alemana .

Declaro por tanto abierta la Gran exposicin del Arte Alemn de Munich 1937.

NOTAS

El 9 de Noviembre de 1918 , despus de que Guillermo II fuera constreÑido a abandonar el poder y el pas, fue proclamada la Repblica. El gobierno republicano, apoyado por el partido socialista y el Centro catlico , fue presidido por Ebert, que despus se convirti en presidente de la repblica.

Ya citado como el mayor arquitecto que Alemania haya tenido despus de Schinkel . Ver nota de la p.25

(***) censurado para no caer en la represin de la Inquisicin moderna.

Visita a la Gran Exposicin de obras de arte alemanas en Munich, 1939



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